martes, 26 de agosto de 2008

Qué hacer con el vestido de novia




Una vez llegamos del viaje de novios, son muchas las cosas que hay que hacer: agradecer algún regalo hecho en el último momento, poner lavadoras, reordenar el nuevo hogar, la ropa, y son cada vez más las novias que se plantean qué hacer con el vestido.


La boda fue todo un éxito, comenzamos una vida en común, tenemos que ordenar las fotos, ver a nuestras familias, enseñar el video a nuestros amigos, todo se va asentando poco a poco, sin embargo, el vestido de novia es una prenda que ya queda inutilizada y que además ocupa un espacio realmente necesario. Algunas novias lo conservan por motivos sentimentales, con la esperanza de volver a contemplarlo pasados unos años, otras lo intentan vender, aunque -seamos sinceras-, ¿qué novia quiere lucir en su día un vestido de segunda mano?, las menos, desde luego. El estreno en este día es fundamental por lo que resulta muy difícil vender el vestido.


Las novias más pragmáticas están de suerte, porque el vestido de novia ya no tiene por qué ser para toda la vida. Desde que se inauguró la exposición de Moda Nupcial Ecológica en el Mercado Puerta de Toledo de Madrid donde además se celebró el VII Concurso Nupcial de Nóveles Diseñadores Puerta de Europa bajo el lema "La sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente a través de la reutilización", han surgido nuevas ideas para reutilizar el vestido. Vestidos transformables en trajes de cóctel, bañadores y hasta bolsos fueron las propuestas de los finalistas del concurso que fueron evaluados por un jurado compuesto por célebres diseñadores como Francis Montesinos, Juan Duyos o Alma Aguilar.
La séptima edición de este concurso de moda nupcial ha aportado una novedad: la reutilización de los materiales, al inspirarse en el cuidado ecológico y la preservación del medio ambiente. Pero el resultado se dirige más a la multiplicidad de usos de una pieza que, hasta ahora, estaba destinada a venderse o a pudrirse en el armario. Aquí hay un par de ejemplos de la exposición:






Esta muestra nos da un ejemplo de qué hacer con el vestido de novia. Si nos vamos a hacer el vestido en una modista o con un determinado diseñador, se puede llegar a un acuerdo previo con estos profesionales para que, llegado el momento, les confiemos nuestro vestido y ellos nos asesoren y, apenas con un par de pruebas, nos hagan un vestido de cóctel, o bien un abrigo, o alguna blusita, falda o vestido informal o incluso un precioso boutí para nuestra cama. El caso es que, por poco dinero más, logremos reutilizar el vestido de una forma tan práctica. Esto es posible gracias a los tintes, al tratamiento de las telas, las amplias posibilidades a la hora de añadir cristales, cenefas, pintura, etc. y, claro está, a la mano de los modistas. Yo, desde luego, voto por el reciclaje de los vestidos de novia. Es seguro que no se va a volver a utilizar y además ocupa una barbaridad en el trastero, con posibilidad de que sea devorado por las polillas, así que es una buena idea que, además, consigue que el vestido no resulte, al final, tan caro al poder ser reutilizado más de sólo unas horas.

lunes, 25 de agosto de 2008

Bodas Mixtas


Durante nuestra amplia experiencia, nos ha surgido alguna boda mixta, es decir, matrimonios entre personas de diferente religión, o entre una persona creyente y otra que no lo es. Si la unión se realiza civilmente, no hay problema ya que hay que aportar la documentación solicitada y abrir el expediente matrimonial que, salvo que tarda unos meses más, no tiene más complicación.
En el caso de bodas religiosas, es algo más complicado, aunque posible. Esta cuestión es abordada por la Iglesia Católica de la siguiente manera: al menos uno de los dos ha de profesar la religión católica y estar bautizado. Es, asimismo, posible que haya una conversión a la fe católica por parte del que pertenezca a otra religión.
Si se da la circunstancia de que uno de ellos profese ya la fe católica y quiera contraer matrimonio con otra persona no creyente, se puede celebrar un matrimonio mixto. Hay que pedir una dispensa que permita esta unión mixta siempre con la promesa escrita de que los hijos de los contrayentes serán educados en la fe católica. De este modo, uno de ellos al menos, ha de estar bautizado y puede recibir la Comunión mientras que el otro no comulgaría.
El número de bodas mixtas en España se ha triplicado en los últimos cinco años. De los 228.000 matrimonios que hubo en España en 2007, 22.294 fueron mixtos. Afortunadamente, las cosas son más fáciles cada día y, superado el papeleo tanto civil como eclesiástico, estas uniones son hoy posibles y socialmente aceptadas, por lo que nos sentimos orgullosos de haber organizado ya unas tantas. Y con gran éxito.